lunes, 14 de febrero de 2011

CALIFICACIONES, APODOS Y ADJETIVOS DE LA POBLACIÓN A LOS LÍDERES POLÍTICOS
Hoy la expresión popular de las personas de apie, tienden a calificar y ponerles adjetivos a los lideres políticos que ocupan cargos públicos y a aquellos que detentan ser político, pero esto no nos debe extrañar a ningún hombre y líder político. Es más aquí les presento este análisis del libro más famoso e importante de la ciencia política “EL PRÍNCIPE” de NICOLÁS MAQUIAVELO considerado como el texto de cabecera de todos los hombres quienes detentan ser políticos, pero desde el punto de vista de la ciencia política.
NICOLÁS MAQUIAVELO (1469-1527)
El contenido de esta magnificencia cae como un anillo al dedo, y es como sigue:

Pues un hombre que en todas partes quiera hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no lo son. Por lo cual es necesario que todo líder que quiera mantenerse en el poder debe aprender a no ser bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad.

El líder no debe preocuparse, que les juzguen por algunas de estas cualidades que les valgan de censura o elogio. Es por eso son llamados constantemente de pródigo, tacaño, avaro, rapiña, dadivoso, cruel, clemente, traidor, leal, afeminado, pusilánime, decidido, animoso; humano, soberbio, lascivo, casto, sincero, astuto, duro, débil, grave, frívolo, religioso, incrédulo, y así sucesivamente. Sé que no habría nadie que no opinase de entre todas las cualidades nombradas de un líder.

De todas estas cualidades nombradas, digo que estaría bien ser temido que ser generoso. Pero mucho cuidado; un líder debe evitar ser despreciado y odioso por la población, Por lo tanto, es más prudente contentarse con el tilde de tacaño que implica una vergüenza sin odio, que, por ganar fama de bueno, incurrir en el de expoliador, que implica una vergüenza con odio.

Claro está; que es más seguro ser TEMIDO que AMADO. Porque de la generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, No obstante lo cual, el líder debe hacerse TEMER de modo que, si no se granjea el AMOR, evite el ODIO, pues no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que se abstenga de apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y de la población, y que no proceda contra la vida de alguien, sino cuando hay justificación conveniente y motivo manifiesto; pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan más pronto la muerte de sus padres que la pérdida de sus patrimonios.

Cuán digno de alabanza es el líder que cumple sus palabras dada en la campaña electoral, que obrar con rectitud con doble cara y no cumplirlas una vez sentado en el poder. Pero no es recomendable hacer caso de la fe jurada de nuestras promesas electorales, en este sentido un líder debe usar la astucia. Y para eso hay dos maneras de combatir: una, con las LEYES; otra, con la FUERZA. La primera es distintiva del HOMBRE; la segunda, de la BESTIA. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un Líder debe saber entonces comportarse como BESTIA y como HOMBRE. Lo cual significa que, líder debe ser mitad bestia y mitad hombre, y saber emplear las cualidades de ambas naturalezas, y que una no puede durar mucho tiempo sin la otra.

De manera que, ya que se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que el líder se transforme en ZORRO y en LEÓN, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los lobos. Hay que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos. Los que sólo se sirven de las cualidades del león demuestran poca experiencia. En este sentido es mejor ser un zorro. Pero hay que saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular. Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar.
Por otro lado no es preciso que un líder posea todas las virtudes citadas, pero es indispensable que aparente poseerlas. Y hasta me atreveré a decir esto: que el tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial, y el aparentar tenerlas, es útil. Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal.

Por todo esto un Líder debe tener muchísimo cuidado de que no le brote nunca de los labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes citadas, y de que, al verlo y oírlo, parezca la clemencia, la fe, la rectitud y la religión misma, sobre todo esta última. Pues los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, más pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría.

En suma hasta aquí se debe señalar que el odio se gana tanto con las buenas acciones como con las perversas, por cuyo motivo, como dije antes, un Líder que quiere conservar el poder es a menudo forzado a no ser bueno, porque cuando aquel grupo, ya sea pueblo, soldados o nobles, del que tú juzgas tener necesidad para mantenerte, está corrompido, te conviene seguir su capricho para satisfacerlo, pues entonces las buenas acciones serían tus enemigas.

Finalmente. Aprovecho esta oportunidad para expresar un saludo fraterno a todos los hombres y mujeres que practican el poder político desde el punto de vista académico con un soporte teórico e ideológico.

Soc. SABAS PARIZACA CHAMBILLA
Bibliografía
  • Texto el Principe de Nicolás Maquiavelo capítulos XVI, XVII, XVIII, XIX

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